CUMBRES DE CARTAGENA: SENDERISMO
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Cala Cerrada



Entre los muchos lugares de gran belleza paisajística que nos ofrece nuestro litoral, este es sin duda uno de los mas interesantes, sobre todo por lo escondido que se encuentra y salvo para los navegantes, senderistas y pescadores esta oculto a la mirada de la población en general.

Es un lugar que me genera gran tranquilidad, supongo que por encontrarse al abrigo del mar bravío, por lo que tumbarse en su playa de piedras, o darse un baño en sus aguas cristalinas puede llevar nuestra mente a imaginar mil y una historia de piratas, contrabando o  aventuras náuticas, que seguro que se desarrollaron en un pasado no tan lejano o incluso en el presente.

El entorno de la cala es impresionante, protegido por las elevaciones circundantes, presenta cuevas y oquedades de diferentes tamaños y formas, barrancos que bajan de las montañas y curiosas formaciones rocosas. Para finalizar, y unida por una lengua de tierra se encuentra Cala Abierta, otra cala que sin tener la singularidad de su hermana, también nos ofrece una estampa muy fotogénica.

En esta época estival es difícil no encontrarse barcos atracados en la cala, bien al abrigo de la mar abierta, de excursión desde las cercanas poblaciones o disfrutando de un día de buceo, ya que este lugar suele ser escogido para realizar las primeras practicas.  Y es que Cala Cerrada en su parte sumergida tiene forma de embudo y cuenta con profundidades de 40 a 50 metros en el centro de la cala. 

Pero esta ruta, aunque su objetivo principal es la visita a Cala Cerrada, tiene también otros alicientes como son recorrer parte del GR pasando por la ladera de La Picadera y el Cerro de los Siete Cucones, las vistas de la bahía de Cabo Tiñoso y del Atalayon, la mencionada Cala Abierta y por ultimo disfrutar de  un atarceder en La Azohia, uno de los más bonitos que se pueden contemplar desde la orilla de sus playas o desde la Torre de Santa Elena, combinando el mar y la montaña con el ocaso del sol. 



Descripción de la ruta.


La ruta comienza en La Azohia y nos dirigimos por sendero hasta el Collado de Los Sietes Cucones en una constante subida, que se hace más dura de lo normal por ser las 5 de la tarde de un mes de julio y con temperaturas por encima de los 30º; hasta alcanzar apenas los 271 m. del mismo. En este punto cogemos el GR-92 que rodea sin subir el Cerro de los Siete Cucones (379 m), lugar fácilmente reconocible por las antenas que tiene instaladas. 

El sendero tiene una bifurcación que baja directamente a Cala Cerrada desde el collado, pero que nosotros no cogemos en esta ocasión, llegando hasta la carretera que sube al cerro y continuamos el GR rodeando La Picadera ( 405 m) sin subir a su cima. 

Todo el sendero por el que discurre la ruta esta perfectamente practicable y señalizado bien con marcas de pintura o con montones de piedra siendo prácticamente imposible que se pueda uno despistar del mismo.

Junto a unos cables y postes del antiguo tendido eléctrico de las instalaciones militares existentes en la zona: Castillitos, Atalayon o Jorel, comienza un fuerte descenso que hay que hacer con precaución y que nos deja en la Carretera de  Castillitos, por la cual transitamos unos cientos de metros hasta llegar al Collado de Juan Catalina, fácilmente localizable por existir una puerta para limitar la circulación de vehículos, de las que pone Medio Ambiente en los parajes restringidos, aunque en este caso siempre la he visto abierta. 

En este paraje me llamo la atención la existencia de una pequeña repoblación que había tenido éxito y los ejemplares ya contaban con un metro de altura. Emulando el eslogan del presidente americano “Yes we can”, que además tiene su origen en una canción de los Black Eyed Peas.

Desde el citado collado bajamos siguiendo el sendero que transcurre por el cauce de un barranco y justo cuando se cruza con otro barranco se supone que existe la Fuente del Zurdo según los mapas, aunque no la localicé, supongo que por estar seca. 

A escasos metros divisamos Cala Abierta y tras rodear un impresionante montículo rocoso llegamos a Cala Cerrada. 

Nos encontramos con varias embarcaciones de vela y motor, así como con un grupo de jóvenes buceadores y de “adictas” al parchis. Aquí el grupo en su gran mayoría decide darse un baño en las aguas limpias y cristalinas de la Cala, mientras yo me dedico a explorar los alrededores, donde existe una cueva, en busca de perspectivas fotogénicas de la cala. 

Tras el refrescante baño y una pequeña merienda, tomamos altura remontando un barranco para encontrar de nuevo la senda que adaptándose al contorno de los acantilados que caen al mar, va rodeando el Cabezo de la Panadera ( 332 m), en continua  y moderada ascensión. Dado que llevaba más de quince días sin subir cuestas me resultó más duro de lo que realmente es.  

Finalmente, y como si todo estuviera perfectamente cronometrado, llegamos a la Torre de Santa Elena justo cuando se producía la puesta de Sol en el horizonte, lo que hizo que nuestras cámaras echaran humo hasta llegar al punto de salida.

También había preparada una sardinada con las cervecicas de rigor, pero por problemas de intendencia casera me lo perdí, en otra ocasión será, pero mi consejo es que si haces la ruta en verano no dejes de programar un bañito al terminar la ruta, oscureciendo, para refrescarte y tomarte lo que te apetezca en los chiringuitos a la orilla del mar. La vida son estas pequeñas cosas, ¡¡¡ vívela !!!


Nos vemos en el monte, hasta la próxima. 




Presentación de mis imagenes




Datos del GPS






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